La alta tasa de depresión en estudiantes es reflejo de la precariedad a la que es sometida constantemente la juventud. Precariedad que se expresa en reformas como el Estatuto Laboral Juvenil, la Reforma Laboral y los más de 27 mil estudiantes que ya han perdido la gratuidad.
Según la OMS, más de 300 millones de personas en el mundo sufren depresión. Siendo Chile uno de los países, donde la depresión ataca a la gran mayoría de la población.
Ubicándose con un promedio del 18% de la población padeciendo de ello.
Esto no es casualidad, pues la salud mental se expresa de manera precaria en el marco de un estado y un gobierno de empresarios que a través de sus reformas atacan al conjunto de las y los trabajadores y la juventud.
Expresión de esto es reforma laboral que afecta a la juventud trabajadora, buscando mostrar como un avance la reducción de la jornada en 4 días y la ’’libre decisión’’ de los trabajadores a negociar con los patrones sus horarios, escondiendo por detrás la profundización de la flexibilidad laboral,exigiendo hasta 12 horas diarias trabajo, acentuando horarios extenuantes, en función de los intereses de los empresarios.
La juventud trabajadora son quienes cargan mas esta precarización, especialmente cuando hay que costear estudios, salud y vida. Donde las jornadas extenuantes de trabajo son algo que se profundiza en conjunto con el Estatuto Laboral Juvenil y que se vive con empleos precarios como el trabajo eventual en el puerto de Valparaíso o en empleos como Rappi y Uber.
Sumado a esto, otro factor que incide en el aumento de los índices de depresión en les estudiantes es la educación precaria, que somete a les estudiantes a represión académica y económica, con mallas que sobrepasan los 8 ramos y con horarios acorde a los ajustes que ejercen rectorías. Esto es lo que hoy sucede en la UPLA donde las clases terminan a las 8 de la noche o en la UV donde se le suman a los 27 mil estudiantes que han perdido la gratuidad en Chile unos 1056 mas solo en la Universidad de Valparaíso.
La represión estudiantil académica y la política del régimen laboral de explotación en la juventud, empujan a miles de estudiantes de diversas universidades del país a enfrentarse a trabajos precarios, a deudas gigantes que pagar al CAE, a la inexistencia de cupos suficientes para padres y cuidadores en espacios de estudio, a crisis de ansiedad, a la depresión y al suicidio. Condiciones generadas por un régimen que busca apropiarse de la mayor cantidad de ganancias a costa de la precarización de miles.
Hoy les estudiantes no podemos dejar pasar estos ataques que buscan que la clase trabajadora y la juventud produzca 24/7 y que paguemos la precaria educación entregada por el estado. Hoy las federaciones, las centrales sindicales y la CONFECH deben convocar a un gran paro nacional que salga de las movilizaciones segmentadas y por hito. Y busque en unidad con el movimiento de mujeres y el movimiento estudiantil hacerle frente a estas reformas de la derecha y generar un pliego único de demandas.