Esta semana han sido distintas instancias donde el gobierno a buscado puentes con la oposición para buscar puntos de acuerdo ante el escenario post-coronavirus. Unidad para enfrentar la recesión económica y que la descarguen sobre el pueblo trabajador.
Ha sido una semana de cambios para el gobierno de Piñera, pasaron de un discurso triunfalista sobre la crisis sanitaria y de implementar una “nueva normalidad”, ha enfrentar las mayores cifras de contagiados desde que inicio la crisis del COVID-19 y el inminente colapso del sistema hospitalario.
Se les derrumba su relato político, y se suma los malos pronósticos económicos. El gobierno sabe que para los tiempos que se avecinan y para mantener las ganancias empresariales, son necesarios impartir ataques a los trabajadores, con mayores medidas autoritarias y represiva (por algo el intento fallido de aplazar el plebiscito). Pero al mismo tiempo no tienen la relación de fuerzas necesaria para pasar estos ataques a rajatabla, y es que no han derrotado el proceso abierto con la revuelta de octubre.
Por lo mismo el oficialismo ha comenzado a tender puentes con la oposición parlamentaria. Reuniones con ex ministros y discusiones con parlamentarios son algunas de las instancias donde buscan llegar a puntos de encuentro, partiendo por tomar ciertas políticas de la “agenda social” de la oposición. Este punto fue uno de los ejes discutidos en la reunión entre el gobierno y los representantes de los partidos de Chile Vamos.
Buscan un “remake” del acuerdo por la paz que levantaron en plena revuelta social, donde se unió desde la UDI al Frente Amplio para sellar el desvió institucional al proceso de movilización. Ahora se quieren adelantar, y buscar mayores niveles de cohesión dentro del bloque dominante para enfrentar con una agenda común la recesión económica. En esta reedición plantean incluir a organizaciones de la sociedad civil como sindicatos, organizaciones sociales y también los gremios empresariales.
Los objetivos profundos de los capitalistas es mantener sus ganancias ante las turbulencias económicas que se prevén a nivel internacional, para lo que ya se armaron con la ley que permite las suspensiones y que ya tiene efectos nefastos sobre las condiciones de vida de miles de trabajadores. Medidas de este tipo son las que buscan replicar y por lo cual necesitan cristalizar el discurso de unidad nacional.
La burguesía se prepara desde ya para nuevos enfrentamientos con el pueblo trabajador, apoyándose en que las direcciones sindicales se encuentran en “cuarentena” y en silencio ante los ataques recibidos. Tal como ellos, los trabajadores debemos avanzar en nuestra organización y dar una salida obrera a la crisis sanitaria y económica, invirtiendo las prioridades empresariales que hoy exponen a millones de trabajadores al contagio solo para mantener sus ganancias y que buscan esclavizar a la clase obrera.
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